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entrevista por_ Fernando Castillo Velasco IIO - ¿Cuál es la relación para usted entre Arquitectura y Política? Fernando Castillo Velasco - Diría que la Arquitectura es Política, y la Política es Arquitectura. No se puede pertenecer a un mundo sin actuar políticamente. Es de esta forma como se establece la convivencia social que genera las vocaciones de vida; se establecen normas de convivencia que la arquitectura tiene que asumir. La profesión de arquitecto cabe en todos los niveles de la forma: yo me he sentido absolutamente arquitecto siendo alcalde de la comuna de La Reina, siendo Rector de la Universidad Católica o siendo Intendente; me he sentido arquitecto, pero actuando en política. Cambia el esquema, pero yo diría que la arquitectura, como pocas profesiones, está embebida en la política, y la política incluye a la arquitectura como algo importante. IIO - Usted fue Rector de la Universidad Católica y Alcalde de La Reina en los sesentas, para luego volver en los noventas a la alcaldía. Ha estado en dos épocas distintas, desde un momento en que arquitectos como usted y Sergio Larraín tenían un rol público y político muy fuerte en el país, hasta nuestros días. Parecen mundos absolutamente distintos. ¿A qué cree que se debe esta distancia entre la realidad de sus primeros años de profesión y la que enfrentan los arquitectos de principios del siglo XXI? FCV - Eso que dicen ustedes se ve en las mismas escuelas de arquitectura. Ha perdido prestigio el ser arquitecto con respecto a épocas anteriores, cuando había una gran demanda por la arquitectura. De esto han sido culpables los propios arquitectos. Es una palabra fea, pero se han vendido al dinero. Pocos son los arquitectos que han tenido una actitud con principios y no sujetos a quién te compra tu trabajo. Hay cosas que sólo el arquitecto tiene la capacidad de entender, como muchas cuestiones programáticas de la arquitectura que hoy no son consideradas; las inmobiliarias obligan a los arquitectos a hacer lo que ellas quieren. No necesitan a los arquitectos en otras palabras. Cuando se emprende la construcción de viviendas, no hay ninguna consideración por esos asuntos, por espacios comunes y públicos, por ejemplo. Simplemente dibujan lo que quieren y el arquitecto se los hace. IIO - En ese mismo sentido, ¿Cómo entiende el deber del arquitecto con la sociedad hoy? En otras palabras, ¿ómo expresa el arquitecturo una posición política, en la medida que su trabajo refleja la manera como entiende la sociedad? FCV - La responsabilidad del arquitecto en el mundo de antes y de hoy es generar el espacio artificial, creado por el hombre, para que desarrolle todas sus actividades, desde la vivienda hasta la industria, poblados, comunas, regiones, en fin, cualquier escala. Tener esa capacidad de percibir la distribución del espacio entre lo construido y no construido, para ir armando una ciudad, un villorrio, o un conjunto de viviendas. Su relación con el medio, con el lugar donde está, creo que es una respon- sabilidad importantísima de la arquitectura. No puedes hacer arquitectura sin tomar en cuenta eso: no puedes decir que donde hay un árbol, lo sacamos y después hacemos la casa. El árbol hay que consi- derarlo en el proyecto. El arquitecto debe resolver el problema funcional del programa dentro de un lugar que tiene valores que hay que desarrollar y no estropear. El arquitecto de inmobiliaria cree que es más importante la casa que el árbol. Fernando Castillo Velasco - Villa La Reina IIO – Pensando en esta conciencia materializada en la escala de una casa, de un barrio. ¿Cómo fue este accionar en una experiencia como la Villa La Reina? FCV- Largo proceso. Yo había sido designado por Frei Montalva, porque no había alcalde, ya que era una comuna nueva y en un período que había elecciones próximas. Un día me encontré que había 1.600 familias que no tenían casa, que vivían a orillas del canal San Carlos, en sitios baldíos. Los convoqué y les dije “ustedes son vecinos de la comuna, tienen los derechos de cualquier vecino”; era gente de extrema pobreza, y les dije que yo me comprometía a hacer todo lo posible por que ellos fuesen propietarios. Existía aquí en La Reina un gran fundo en el corazón de la comuna, donde hoy está la Academia de Guerra. Fui al senado a una comisión que estaba compuesta por Salvador Allende, Francisco Bulnes, y un senador Demócrata Cristiano. Les presenté el proyecto de hacer un gran parque, hacer el parque industrial; cuando lo expliqué, Allende me dijo, “este es otro de los disparos al aire de la Democracia Cristiana, hablar mucho y después no hacer nada. Tener un proyecto aquí no va a hacer nada”. Francisco Bulnes dijo: “Yo no he visto nunca un proyecto más inconstitucional que este”. El camarada mío, estaba bien calladito ahí. Finalmente Allende me dice “Si usted me trae la lista de los sin casa en la comuna de La Reina, con la familia, nombre y apellido, conversamos”. Así que nos pusimos a hacer la lista, a mano hicimos el chequeo de las familias, y en 15 días lo teníamos. Finalmente, cuando se realizó el proyecto, el año completo todos los talleres de arquitectura de la Universidad Católica trabajaron en la Comuna de la Reina, haciendo los planos de todo lo que se necesitaba; todos los profesionales jóvenes, alumnos de la Católica, abogados, arquitectos, participaron. Por otra parte, en la fabricación de los ladrillos y la construcción trabajaban las mujeres, los niños, los hombres; levantaban los materiales, y respetaban la hora de trabajo. El presidente Frei fue varias veces a conversar, manejando su auto, los domingos. IIO -¿En qué consistía el apoyo por gente de la universidad? FCV - El trabajo que hicieron los profesores de la Católica, fueron las directivas, los comités, y el proyecto, que era pensando en las carencias técnicas y económicas; eran terrenos muy profundos. Había que responder a las palabras de los pobladores “Nosotros queremos las casas de nuestros patrones.” IIO - Se contemplaba también la ampliación posterior de las casas ¿no? FCV - El fondo del sitio era para ampliar, con la ayuda que el ministerio de vivienda pudiera proporcionar, de modo de explorar así la experiencia de la autoconstrucción. Posteriormente desarrollé otra propuesta, la Villa Andalucía; esta es una obra en un terreno donde antes habían 200 pobladores viviendo en conventillos antiguos muy estropeados; el gobierno de Andalucía hizo un convenio con el gobierno de Chile, para que, siendo yo el arquitecto, hiciera una remodelación para viviendas sociales en un barrio de Santiago. Yo planteé ahí una casa de 5 metros de frente, de tres pisos de alto. La idea era que cada propietario iba comprando unas vigas de 2x8” en la medida que podía ir juntando la plata. Entonces ponías vigas, con un entablado, y había piso. A partir de una base de una casa de 30m2, la contribución del propietario fue fundamental para al menos triplicar la superficie. Pero a partir de trabajos que eran internos; no cambiaba la fisonomía de nada en el conjunto. Esto que nadie conoce, son doscientas casas. IIO - Usted nos contaba que siendo rector de la Universidad Católica, la Escuela de Arquitectura habían ayudado bastante con profesionales jóvenes y estudiantes en, por ejemplo, la Villa La Reina. ¿Cuál cree que es el rol de la universidad, y más en específico de la Escuela de Arquitectura, entendida como la parte de la universidad que más se debiera preocupar de la ciudad? FCV - Creo que a la arquitectura es a la que le es más fácil trabajar con la realidad, realizar una operación
sobre ella, porque de todas maneras se trabaja con algo concreto. Y todos los trabajos universitarios deben tener una relación intrínseca con esa realidad; trabajar con los problemas de nuestro entorno es una vocación de vida. La universidad debe ser la punta de lanza que está rompiendo la inercia y convocando al pueblo a avanzar y hacer. Eso es algo que debe hacerse en todas las disciplinas. Camila Cociña Varas |
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